… y un día, se volvió a abrir esa ventana por la que tantas veces había entrado….// …. no vio a nadie que lo esperase…..// ….. en la cómoda había un vaso de agua, una pastilla y una nota que decía: Querido Peter: como ves nada es igual a lo que dejaste, necesitaras esto para entender lo que te digo, confía en mi y tomate el Prozac, ya veras, todo irá bien…..// … un beso W.

lunes, 6 de octubre de 2014

El "no" como bandera.



Te voy  a dar unos ejercicios para que los trabajes en casa, me dijo la profesional. Días después, en la siguiente visita su consulta, me pregunto que tal habían ido los ejercicios. No salía de mi asombro cuando, días antes, vi los ejercicios en casa, “aprende a decir no” decía el titulo…. Con semejante insensatez, como coño había creído esta que yo iba a hacer algo?...la madre que la parió!.

Y no es  nada raro encontrar a diario cursos, cursillos, talleres  y demás negocios publicitados con títulos tan llamativos como “Aprende a conocerte”, “Gestiona tus emociones”, “Conócete a ti mismo” y un larguísimo etc. Donde uno de los puntos en común de todos es “Aprende a decir no”.

En mis años de vida, no conocí a nadie que no supiese decir “no”, es bastante sencillo, al fin y al cabo es  solo una silaba, vamos que tampoco es de una dificultad horrorosa como “supercalifragilisticoespialidoso”. Una silaba que, por intuición propia, desde los primeros años de vidas sabemos utilizar y con criterio propio. Yo que soy de ejemplos extremos, pienso que nunca veremos a alguien que se le pregunte “si quiere que le que quememos el coche”, “si le puedes pegar un puñetazo” o cualquier cosa del estilo y respondan “si”. Por lo que deduzco, que somos muy conscientes de cuando utilizamos el “no”.

A lo que que iba... Entonces, porque talleres y demás  para aprender a decir no? Y es más, porque un profesional, de una rama de medicina, tiene como ejercicio eso?

Mi  respuesta a su pregunta (que tal habían ido los ejercicios), fue meditada. Yo, ya se decir no, sino prueba a decirme que me vas a cobrar doscientos euros por esta sesión y veras como te digo que “no”.  Acto seguido le desarrolle toda una retahíla de argumentos por los que no estaba de acuerdo con sus ejercicios, ni con todo aquello que tiene como fin aprender a decir ese “no” que, según ella, tendría que aprender a decir.

Y es que ese “no” está vinculado a algo que el ser humano ya trae de fábrica, el egoísmo. Como si no fuésemos lo suficientemente egoísta por nosotros mismos como para aprender a serlo más.  Por lo visto las personas que no dicen en exceso “no”, no es que sean generosas, desprendidas, solidarias, etc... Sino que no tienen cabida en esta sociedad y pasan a tener un problema, cosa más rara por dios! Lo raro no es que tengan problemas, que de toda la vida de dios, se ha dicho que de bueno se pasa a tonto. Sino que en vez de invertir en mejorar y crecer la calidad humana, hasta los profesionales aboquen por el adoctrinamiento y aborregamiento.

Posiblemente la utopía, no nos abandonó por aquello que algunos se encargan de achacar a la edad y la madurez. Sino porque cuando hubo que alimentarla con talleres, cursos y demás, donde un punto de trabajo fuese “aprende a decir si” tiramos por el camino cómodo.

viernes, 7 de febrero de 2014

¿que tal el examen? Hemos estudiado mucho!!! Decia la madre.




Hoy en la puerta del cole, mientras esperaba entre la marabunta la salida de los monstruitos, he tenido un flashback. Una madre, con todo su afán, le decía a la profe de la puerta " ¿que tal el examen?, porque ayer estudiamos mucho y realmente nos esforzamos" lo que la profesora le respondió no tiene relevancia ahora. Pero si la pregunta de la madre y la aclaración de las circunstancias acontecidas.
Me vino una reminiscencia de los 70's. Cuando las madres, casi todas, eran eso, madres, amas de casa, profesoras, amantes y todo lo que se requiriese de ellas.
Hace gracia que pasados 40 años y todo un proceso democrático, para obtener igualdades, la cosa no haya cambiado mucho. Y es que en realidad os vendieron la moto (a partir de aquí hablaré en plural, puesto que en los tiempos que vivimos nos atañe a ambos sexos). Nos vendieron eso que, políticamente, suena súper bien "conciliación laboral y familiar", y que como todo lo que idean esos, que están sentados, y que cobran por pensar, es una cagada!!.
La realidad se traduce en que es imposible ser madre/padre de un hij@ y tener una carrera profesional. Siempre alguna de las dos obligaciones, se resiente si te esfuerzas en la otra.      Acabas siendo un pésimo tutor o un pésimo profesional… o peor aún, ambas cosas.
Nuestra realidad se traduce en un sistema educativo que hace aguas por todos los lados, donde los docentes son una de las notas más bajas de selectividad, y donde opositan persona
buscando una seguridad laboral con buenas vacaciones, buen horario, y en la mayoría de los casos sin ninguna vocación.
Han pensado que no tenemos bastante con tener que trabajar todo el día, ahora también, bajo el lema de “todos participamos en la educación de nuestros hij@s” te conviertes en profesor por las tardes, escolarizas la casa, y dejas tus obligaciones para ejercer de profesor.  Y todo esto, porque los responsables del “cotarro” se han propuesto no cambiar los objetivos curriculares desde que” francisquito” nos daba “leña”, es más, en todo caso los suben….claro hay que estar a la altura de Europa!!, que digo de Europa….del mundo!!!
Para ello, lo mejor….. hacer unos niños en series que sean súper de todo, deportistas, poliglotas, matemáticos, científicos y un larguísimo etc. Aunque eso se traduzca en que no tengan un mínimo de tiempo para “no hacer nada”, espacio que da para pensar, reflexionar, observar, compartir, aprender y sobre todo descansar.  Del cole a las actividades (merienda en el coche por el trayecto) de actividades a deberes, ducha, cena, dormir y…… vuelta a empezar…bufffff (día de la marmota)
A lo que iba que me disperso…. Así que ya no somos tutores de nuestros hij@s, sino que ahora en la madurez, y sin haberlo querido, resulta que hemos opositado, y mira tú!!! Hasta hemos aprobado la plaza de docente!!! Claro que a mí, aun, no me han abonado ninguna nómina por eso…supongo están en ello.
 Yo, con mi poco criterio, creo que les toca a ellos, al cuerpo docente, enseñar a mis hij@s. Para ello se formaron y cobran. Me parece una falta de profesionalidad que deriven sus  responsabilidades en nosotros los padres. Que si…..que si….. que nosotros estamos para educar a nuestros hij@s!!  Que eso nadie nos lo quita, (ni queremos que nos lo quiten) pero una cosa es educar en valores, en socialización, etc… y otra muy distinta convertirte en profesor por las tardes para que tu hij@ alcance el nivel que se ha propuesto su tutor en el cole.
Ahora es cuando algún docente, que esté leyendo esto, piensa … “no queremos que os convirtáis en profesores, sino que apoyéis un poco en casa la materia, para crear hábito” y es cuando yo le digo….¡¡¡¡y una mierda!!!!!
Mañana, sin falta, le diré a mis cocineras, cuando terminen su jornada laboral, que se lleven un saquito de patatas a su casa y mientras ven la tele que las vayan pelando….. eyyyy… que yo no quiero que se lleven trabajo a casa ehhh… es solo para que no pierdan el hábito!!!
Tal y como yo lo veo, aquí solo queda una solución, que cada uno asuma su responsabilidad y busque estrategias para llevarla a cabo. Sin derivar en los demás sus obligaciones. No podemos, NI DEBEMOS estar pagando clases de inglés o de apoyo externas, NO DEBEMOS escolarizar la casa, NO DEBEMOS tener conflictos familiares por lo que otros no son capaces de hacer en su trabajo.
Si algo nos le funciona y digo funciona, remitiéndome al rendimiento de los niñ@s en las aulas, que cambien de estrategia, de sistema, de forma. Que aprendan a despertar el interés del niñ@ por su materia. Pero por dios!!! Que hagan algo, que no sea echar la responsabilidad a los padres!!! Me niego a tener que pelearme con mis hij@s todos los días para que hagan los deberes, su jornada estudiantil es de 8 horas y dos días de descanso, como la de cualquiera, y empieza a las 9:00 y acaba a las 17:00, no se prolonga hasta las 21:00 o por lo menos no se debería de prolongar.
Bueno…al final, todo se remite a lo que ya decía el principio, nos vendieron la moto de “conciliación laboral y familiar”  y lo peor es, que nos la creímos.