Yo que siempre fui más de filosofía que de cualquier otra
cosa, me doy cuenta que últimamente lo que me rodea es todo espiritual. El escepticismo
hace que, no solo, no pueda llegar a entenderlo (el concepto de espiritualidad)
sino que, como pensador, luche contra él.
Y es que, refugiarse en algo tan etéreo me parece, no solo
una falta de comprensión del ser humano en sí mismo, sino una huida de la
realidad buscando caminos de cuentos de hadas.
El ser humano es egoísta sobre todas las cosas, es temeroso,
desconfiado, pero sobre todo un animal. Un animal que después de miles de años ha
sabido evolucionar en manada, poner y acatar unas normas por el bien de la
misma para su propia supervivencia. Pero
por ello no deja de ser ese animal con instintos primarios que cuando se ve
amenazado, de cualquier manera, saca su naturaleza y ataca. Por más que nos
cueste aceptarlo, así es.
Solo desde la aceptación de esos principios, que básicamente
es lo que nos enseña la filosofía, podemos mejorar. Si reconoces tu naturaleza puedes mejorarla, no
cambiarla, pero si mejorarla.
“la esperanza es el
peor de los males, pues prolonga el tormento de los hombres” Friedrich Nietzsche
Una vez dediqué unos días a buscar cual es el
pensamiento, palabra, sentimiento o lo que fuese que mueve al ser humano a
seguir hacia delante. Llegue a la conclusión de que ese sentimiento es la
“esperanza” ella lo cambia todo, no te deja caer en el abismo de la desilusión
y es guía para muchos, sin ella no se sostendría las bases de la manada. Desequilibrios
sociales, económicos y un largo etc. son sostenidos por esa palabra. Sin ella
la bestia saldría, como sale un león, a imponer la ley de la fuerza y esto se
convertiría en una jungla (si no lo es ya de alguna manera).
Sin embargo Nietzsche se dio cuenta que no solo es
algo que aporta al ser humano, sino que también lo destruye.
Volviendo al tema de la espiritualidad y como decía
antes, últimamente por donde mire hay
siempre alguien que está en una búsqueda infinita de la felicidad, en busca de
su yo verdadero (como si no se reconociese delante de un espejo), en busca de
una paz interior (como si eso dependiera solo de nosotros), en busca de una
vida sin miedos (como si eso fuese
posible) obviando el entorno.
Y es que se ha creado un negocio con las
inseguridades de los demás que ya lo quisiese yo para mí. El negocio es simple, lo primero es anular tu
capacidad de pensar y razonar con conceptos como: todo se puede cambiar (la no
aceptación de la realidad), tu puedes ser mejor persona (sin tener en cuenta
que somos lo que somos por nuestras vivencias y nuestro entorno), en fin una
batería de esperanzas que hace que la gente se lo cuestione y entre en el roll
de intentarlo.
Una vez dentro, la cosa es fácil. Lo primero es
refugiarse en ese nuevo entorno donde todos los pececillos del estanque son
iguales y temerosos de que llegue el pescador. Formar una nueva manada es buena
cosa, así no hay que cuestionarse opiniones externas, de esta forma nos hacemos
herméticos. Luego los señores del estanque
los tienen a su disposición, solo hay que ofrecer esperanza para que los
pececillos vayan picando.
Cursos, libros, alimentos, homeopatía, e incluso
ropa es el negocio. Cursos para encontrarte a ti mismo, para ser mejor persona,
de crecimiento personal, de un sinfín de cosas que jamás te planteaste, y no
por ello dejaste de crecer personalmente
de tus vivencias, pero ahora en el estanque lo ves como algo de lo que careces.
Da igual lo que te diga tu entorno más cercano, o si no te hacía falta porque
ya eras una persona excepcional. Llegaron los dueños del estanque y vendieron
inseguridad y esperanza, y picaste!
Es una técnica milenaria, dicen, buena campaña de
marketing, digo yo. No pongo en duda que sea o no sea una técnica milenaria en
Asia, Rusia, Latinoamérica o donde sea. Pero si pongo en duda el sobrevalorado
que está por ser de fuera .
Yo aprendí de mi entorno, de mis vivencias, de los
valores que me inculcaron los que me querían y me rodeaban. Pero sobre todo
aprendí a ser yo mismo porque pensé. Porque no me paré nunca y reflexioné
constantemente sobre mi entorno, cercano y lejano. Así lo hice yo, no digo que
sea la mejor ni la peor de las formulas, es simplemente mi formula, y estoy
contento con el resultado (aceptación de uno mismo).
Pero claro, no todos hacen esto, otros prefieren o
necesitan que les digan por donde han de ir, pensar, actuar, etc. Y claro eso,
tener un asesor, tiene un precio. Lo de menos es lo económico, eso por
supuesto, lo que mas es la técnica milenaria.
16/08/2012
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